Como una ola que te revuelca: mi experiencia con la depresión postparto

María Luisa Chávez, un miembro muy querido de la Comunidad Care, nos comparte su experiencia con la depresión postparto.

Como una ola que te revuelca...

Y cuando sientes que por fin vas a salir a respirar, llega la siguiente ola y te vuelve a revolcar.

Así se siente ser mamá. Así siento yo ser mamá. Tomando en cuenta que mi embarazo, aunque saludable, fue un periodo solitario y complicado para mi (pandemia et al.), el nacimiento de Inés fue bastante traumático, y el postparto fue como un tsunami que arrasó con toda la calma y estabilidad que creí que podía tener mi vida. Y después de la tormenta siempre llega.... ¿la calma? ¡Nooooo! La marea sigue alta, las olas siguen llegando, revolcándote una tras otra, enseñándote cada vez que puedes vivir (o sobrevivir) con menos aire antes del siguiente revolcón. Y después llegan otras tormentas, ad infinitum.

Sufrir depresión postparto (DPP), y hablar de ella, sigue siendo un tabú. ¡Se supone que deberías de estar feliz con tu bebé! Y aunque cada vez se habla más del tema, es muy probable que quien te diga que pasó por eso lo haga mucho tiempo después de haber estado ahí, con recuerdos borrosos y diluidos. La DPP trae consigo una oscuridad indescriptible, y como toda depresión, es muy personal, única y solitaria. Todo mundo te dice –incluyendo a tu ginecólogo– que “lo más importante es saber pedir ayuda”. ¡Como si fuera tan fácil! Como si tu cuerpo no estuviera ya poseído por un coctel hormonal suficientemente poderoso como para poder soportar meses sin dormir, que te salga leche y sangre de los pechos, llantos inesperados en las situaciones más mundanas de la vida... Como si fuera fácil entender por lo que estás pasando. La línea entre el famoso baby blues y la DPP es muy delgada, y la frontera es confusa.

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Quien haya sufrido una depresión clínica antes, puede ser que tenga las antenas más afinadas para detectarla. Pero quienes solo hayamos estado “deprimidas” porque nos cortó un novio que queríamos mucho, o porque no nos gusta nuestro trabajo, tenemos menos herramientas intrínsecas para poder detectarla y por supuesto, combatirla. De esta no puedes salir sola. HAY QUE PEDIR AYUDA. La depresión postparto es un desbalance químico-cerebral que no se cura solo. Es una enfermedad mental como cualquier otra, que requiere de atención y tratamiento. Y ES NORMAL.

No todas las DPP se viven igual. No todas tenemos pensamientos suicidas, ni ganas de aventar a nuestras crías por el balcón. Yo más bien sentía como que no veía la luz al final del túnel. Como que me quería ir por cigarros y nunca regresar. Despertar en otro cuerpo, en otro país (eso sí, con mis mismos perros), pero con otra vida y otros problemas, no los míos. Porque los míos no los iba a poder resolver NUNCA. Nunca iba a volver a dormir bien, a viajar con mi esposo o con mis amigas, a hacer lo que quiera con mi dinero, a sentirme productiva, etc. Tenía pensamientos invasivos de accidentes que nos pasaban a las dos. Me sentía incompetente y sin las herramientas necesarias para ser mamá. Tengo escenas grabadas en la mente, de noches con mi esposo con la cría en brazos, sentados en la mesa del comedor tratando de cenar, llorando y diciéndole “es que no veo la luz, nunca voy a salir de esta, odio mi vida, yo no quería esto”. Y el pobre con una cara de angustia, intentando ser empático y comprensivo, y darnos ánimo a mí y a la pobre bebé que no pidió venir a este mundo tan cruel con una mamá deprimida.

Me tomó meses buscar a alguien, aunque tenía cerquita a mi amiga más antigua, la que ha estado ahí siempre y que casualmente pasó por lo mismo un par de años antes, monitoreándome diario, como la voz de mi conciencia, acompañándome. Me tomó MESES. Y cuando por fin lo hice, me tomó otros meses más empezar a sentirme mejor. Todavía no estoy curada. Todavía hay momentos de profunda oscuridad en los que siento que nunca voy a volver a ser feliz. Pero como me dijo una vez mi terapeuta: “sí tienes que buscar la luz al final del túnel, pero cambiaste de túnel. Si sigues buscando la luz al final del túnel en el que estabas antes de convertirte en mamá, nunca la vas a encontrar. Estás en un nuevo túnel, y sí vas a salir de el". Tuve la suerte de no tener que recurrir a medicamentos antidepresivos. Me angustiaba mucho la falsa premisa de tener que interrumpir la lactancia –que había sido un mega reto para mí– para tomar medicinas por no ser capaz controlar el desbalance químico-cerebral por el que estaba pasando. Tan controladora yo. En fin, muuuchas horas de terapia después, me siento un poco mejor. Un poco menos mala mamá. Un poco más yo. 

Inés ya tiene 10 meses y una personalidad fuerte. Todos dicen que heredó mi carácter y que no se va a quedar callada nunca. ¡Ojalá hubiera heredado mi pasión por dormir! Pero conforme nos vamos conociendo, vamos formando una relación especial y única, con sus mareas altas y bajas, con su oscuridad y su luz. Mucha luz, porque al final del túnel hay una familia, compuesta de seres perrunos y humanos complejos e increíbles, que están en este plano terrenal fruto del amor, algo que va más allá de lo racional y más allá del control.

Las olas me siguen revolcando. A veces me falta el aire y me siento triste y desesperanzada. Y a veces me siento compasiva y súper poderosa, y me digo a mí misma: "Mimisma: si pudiste cambiar de túnel y ver la luz a lo lejos, vas a poder salir. Si puedes sobrevivir a las revolcadas de las olas, si no te has ahogado, acuérdate que después de la tormenta, siempre llega la calma, aunque sea pasajera”.

Agradecimientos a todos los que me han aguantado en este periodo tan ‘darksss’ de mi vida. Agradecimientos a Alberto y a Inés por tenerme paciencia y enseñarme a ser madre y no dejar que me ahoguen las olas. Agradecimientos especiales a Helena, por agarrarme de la mano, no soltarme y hacerme saber que esto ES NORMAL.


Artículos interesantes:

Emily Oster, After birth: https://emilyoster.substack.com/p/after-birth

Sobre la Depresión Posparto en el New York Times: https://www.nytimes.com/article/postpartum-depression.html

Imagen: Daiga Ellaby