La importancia de la salud mental en el embarazo

El embarazo es una experiencia tan compleja que afecta no solo a todo nuestro cuerpo, sino también nuestros pensamientos y emociones. Cuidar nuestra salud mental durante estos nueve meses –y los que le siguen– debe ser una máxima prioridad.

Por: María Luisa Chávez

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Si de por si el embarazo es un proceso muy solitario, ahora imagínense en medio de una pandemia... es solitario porque, aunque estés rodeada de gente y todo mundo tiene una opinión que expresar o una experiencia que compartir, tú y solo tú estás viviendo esto en carne propia. Nadie más. Y cómo bien dicen, cada embarazo es único y diferente.

 

No solo se trata de un proceso muy místico en el que estás creando vida en tu panza, también son cambios hormonales, físicos y mentales que no te imaginas y que –aún no siendo primeriza– no sabes exactamente cómo vas a enfrentar.

 

Hay que eliminar los tabúes y tapujos que lleva consigo el embarazo. Se habla muy poco (aunque cada vez más) del lado difícil y doloroso de este proceso. No sé si es por pena, por presión social o porque todo pasa y “se te olvida”. Pero la realidad es que aún no está normalizado hablarlo y pedir ayuda. A mí no me ha ido taaan mal. Digo, quitando que los primeros 4 meses fueron terriblemente duros y yo solo quería que me sacaran ‘esto’ de adentro para sentirme mejor... Y este último mes he sentido que tengo un alien adentro que no me deja dormir, comer, ni respirar... Hay mujeres a las que les va de pelos en el embarazo, se sienten perfectas y llenas de energía y les llega el famoso “glow” que las hace verse guapísimas. Hay otras que la pasan muy mal durante los casi 10 meses que dura el asunto, entre las náuseas, el vómito, las agruras, la lumbalgia, el cansancio, etc., y eso sin incluir temas más delicados como el reposo obligatorio, la diabetes gestacional, y miles de situaciones más graves que pueden vivir las mujeres embarazadas. Y todavía falta hablar de la depresión post parto, el famoso ‘baby blues’, los tabúes sobre la lactancia y todo lo que conlleva criar a un nuevo ser humano en esta sociedad nuestra tan compleja y hostil. ¡El sobreflujo de información genera mucho estrés! Hay que elegir cuidadosamente las fuentes en las que vamos a confiar, contemplar diversos escenarios posibles, y dejar de compararnos con la embarazada de al lado. Es muy útil conocer lo bueno y lo malo, pero cada caso es distinto y por salud mental, debemos de ser selectivas.

 

En el embarazo sufres tales cambios fisiológicos y químicos, que toca estar más atenta que nunca a tu salud, tanto física como mental. Eso no significa que no te puedes sentir mal. Todo lo contrario, significa que tienes que poner especial atención a tus sentimientos y a tus pensamientos para darles la forma que necesitan tomar para ser manejados de la mejor manera posible. Significa dedicarte tiempo a ti y a tu cerebro para, si no entender –porque insisto que esto es más místico que lo que te diga el libro de la Clínica Mayo–, al menos procesar por lo que estás pasando y vivirlo plenamente y con cariño hacia ti.

 

Cuando la estaba pasando muy mal, hice algunas meditaciones con la intención de hacer las paces con este embarazo y con la bebé que quería que me sacaran del cuerpo, pidiendo con todas mis fuerzas que no me tocara vivir el resto del tiempo sintiéndome así, ¡llenándome de culpas desde antes de haber parido! Fueron meditaciones duras, llenas de lágrimas y de coraje, pero de verdad me sirvieron para hacer catarsis y aceptar que me sentía sola y sin esperanzas, y poner toda mi fuerza mental en ya no sentirme así. Porque no estoy sola y sin esperanzas.

 

Por la emergencia sanitaria he tenido a mis amigas y la mayor parte de mi familia lejos de mí (físicamente por lo menos). Pocas personas me han visto panzona, y hay gente con la que trabajo que de repente me verá con una cría sin entender cómo es que llegué ahí. A ver si me creen que es mía... Tengo la suerte de tener un esposo increíble que ha estado al lado de mí en las buenas y en las pésimas, y de vivir en una casa que me gusta con mis dos ‘perrhijos’ que son lo que más amo. Pero aún así, esto solo lo estoy viviendo yo. Extraño los abrazos y extraño las reuniones y juré que nunca dejaría que me tocaran la panza, pero ahora que nadie me ha tocado la panza hasta siento que me hace falta. Los cambios físicos y hormonales fortísimos que implica un embarazo, solo los estoy viviendo yo. ¡Está duro amigues! Y, spoiler alert: dicen que se pone peor. La responsabilidad de criar a una persona en Libertad, sin tabúes, sin machismos, sin predeterminaciones y constructos sociales, alguien fuerte y resiliente, pero a la vez empático y soñador, que respete y ame a los animales (incluidos los humanos) y con inteligencia emocional para enfrentar los obstáculos de la vida.... ¡Ay güey! Sí genera tantito estrés, ¿no? Para lograr tener hijos con salud mental, tenemos que estar saludables mentalmente nosotros, y eso es una chambota. No le quitemos importancia, no procrastinemos y lo dejemos para luego, no creamos que “son las hormonas y va a pasar”. Dediquemos tiempo y cuidado a nuestra salud mental. De la mejor forma que podamos. Como sea que nos acomode. Pero dediquémonos tiempo y cuidados y amor, porque solo así vamos a poder enfrentar todo lo que implica crear una vida nueva, sin salir magullados.

 

Crear vida requiere de una fortaleza física y mental impresionante. Eso que traes adentro, literalmente te chupa toda la energía, todos los nutrientes, para formarse, desarrollarse y después crecer. Tú puedes estar muriéndote de náuseas, abrazando el escusado y pasar el día sin comer, pero tu cuerpo se asegurará de que a tu cría no le falte nada, que no sienta lo que tú sientes y esté flotando en perfección en su bolsita de líquido amniótico. Y lo peor: no te puedes echar un ‘drink’ al final del día para relajarte. Y este es un embarazo deseado... Pensemos en las cientos de miles de mujeres y niñas que viven un embarazo no deseado cada año, producto de violaciones, descuidos o relaciones abusivas, y que aún en 2020 no tienen el derecho de decidir sobre sus cuerpos (ya sea por ley, o por presión familiar, tabúes religiosos o barreras auto impuestas). Pensemos en las mamás que, además de vivir el embarazo solas, criarán a sus hijos solas. Pensemos en los estragos que tienen estos casos en la salud mental de las (futuras) mamás y la falta de atención y de tratamiento y acompañamiento a la que se enfrentan. ¡Auch! Hoy respeto todavía más el derecho a decidir no vivir esto sola y/o a fuerzas. La maternidad será elegida o no será y punto.

 

En fin, concretamente yo qué he hecho para cuidar mi salud mental:

⁃                Pensar muchísimo en lo que estoy viviendo. Sin sobre informarme, con lo que escogí leer, pensar mucho en mi proceso para darle un sentido que encaje con mi vida y mi entorno.

⁃                Hablar con quien pueda al respecto. Honestamente y sin maquillaje.

⁃                Dedicarme tiempo a mí, meditar (nunca lo había hecho), hacer el ejercicio con el que me siento cómoda, leer libros que se me antojan, platicar con mis amistades cuando se me antoja y cuando no, no.

⁃                Recurrir a mis doctores, del cuerpo y de la mente, cuando siento que lo necesito.

⁃                Hablar mucho con mi marido. Contarle todo lo que siento y todo lo que me da miedo. Hacerlo partícipe y cómplice de todo el proceso.

 

Y aunque es muy especial estar embarazada, créanme, si pudiera, lo dejaría a él pasar por esto y yo seguiría con mi vida “normal”. Ya les contaré –una vez que recupere mi cerebro porque, para acabarla de amolar, ahí viene el “mom’s brain”– cómo me va con el nacimiento y lo que toca vivir después, con un nuevo ser humano en los brazos...

 

(Revisito este texto unas semanas después de haberlo escrito, y un par de semanas antes de parir, y confirmo: el embarazo es un proceso increíble: increíblemente terrorífico y místico, increíblemente solitario, increíblemente personal. Tengámonos paciencia y compasión, todos nuestros sentimientos son válidos y merecen ser tomados en cuenta.)

Foto: Anna Hecker