Salud mental y la comunidad LGBTI+

 
 

Siempre ha sido parte de nuestra misión entender otros puntos de vista y estar abiertos a que podemos aprender de la variedad de experiencias humanas. El interesarnos por las dificultades de otros nos ayuda a generar empatía y, a la larga, nos hace más amables unos con otros.

Por eso, para este mes de #pride, decidimos acercarnos a la comunidad LGBTTTIQ para saber qué retos enfrentan, cómo trabajan en su salud mental, y que podemos hacer para acompañarnos mutuamente en un mundo que insiste en la división.  

Imagen: care

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En México, cerca del 2% de la población se identifica como lesbiana, gay, bisexual, transexual, transgénero, travesti, bisexual, intersexual, o queer. Lo primero que hay que tener claro es que esto no es una causa de padecimientos mentales; sin embargo, sí existe evidencia de que las experiencias que vive la comunidad (internas y externas) tienden a impactar la salud mental de forma negativa. Estadísticas de la OCDE, la COPRED y el estudio “Efectos de la violencia y la discriminación en la salud mental de bisexuales, lesbianas y homosexuales de la Ciudad de México” (realizado por la Universidad Autónoma Metropolitana), confirman que los miembros de la comunidad LGBTI+ son más propensos a sufrir trastornos depresivos, de ansiedad, ideación e intentos suicidas, estrés postraumático, alcoholismo, drogadicción, entre otros, a comparación de sus contrapartes heterosexuales y cisgénero.

Ahora bien, ¿cuáles son algunas de estas experiencias comunes?

  • Vivir homofobia, bifobia, transfobia (tanto perpetuada por el entorno, como la internalizada).

  • Bullying escolar, laboral, familiar.

  • Ocultar tu orientación sexual/ y/o identidad de género.

  • Violencia física, verbal y emocional.

  • Problemas de autoestima.

  • Amenazas o rechazo familiar.

  • La falta de garantía de derechos (al matrimonio, a la adopción, al salario equitativo, etc).

  • El proceso de salir del clóset o decidir permanecer dentro de. 

  • La carencia de espacios seguros y de acceso a los cuidados de la salud mental.

Para empezar de cero, derribar las ideas y prejuicios que yo misma tenía (y no ser esa persona que dice “ah sí, claro, yo tengo amigos gays, por lo tanto conozco sus vivencias”), entrevisté a Alex Torres, psicoterapeuta especialista en temas LGBTI+. Lo primero que noté fue lo abierto que Alex estuvo a platicar conmigo de su experiencia clínica, pero también de la personal. Ambas con objetividad y paciencia. Me hizo sentir que preguntar con empatía es bueno y necesario porque todos estamos en el mismo camino de aprendizaje. Esto fue un poco de lo que comentamos:

  • ¿Cuáles son las problemáticas más frecuentes de salud mental para los miembros de la comunidad LGBTI+?

Lo que más veo en mi experiencia es abuso de sustancias, trastornos de depresión y últimamente mucha ansiedad. En otro sentido, también creo que un problema que contribuye es la falta de espacios seguros (tanto para nuestra integridad física pero sobre todo para nuestra seguridad emocional; espacios que nos permitan sentirnos conectados, validados) y esto hace que todo lo demás se vuelva difícil de sobrellevar.

  • ¿Qué efectos tiene en la salud mental el vivir en el clóset? 

La vida en el clóset nos moldea, nos traumatiza, nos demos cuenta de ello o no. La realidad es que los motivos y las condiciones por las cuales nos mantenemos en el clóset son lo suficientemente fuertes para permanecer ahí, ya sea para complacer, por riesgo, pena, a veces hasta por amenazas de muerte. Lo que sucede es que desde muy pequeños aprendemos a leer un mensaje en el entorno que nos dice que debemos vivir una “doble vida” por nuestra seguridad. Esto evidentemente nos afecta. Y está investigado y probado, no es una cuestión de creerlo o no. Se trata más bien de estar conscientes del impacto que tiene en cada quien. 

Uno de los síntomas más característicos de vivir así es que acostumbramos a nuestra conciencia a estar partida en dos: dentro de uno siempre estamos protegiéndonos, defendiéndonos, en ansiedad, con miedo e inseguridad. Y hacia afuera –consciente o inconscientemente– estamos siempre buscando el peligro, el riesgo, la violencia, la agresión, los excesos. Nos volvemos hipervigilantes del contexto y de nosotros mismos. Si esto lo vemos desde un enfoque biopsicosocial, son extremos que no son para nada saludables.

  • En tu experiencia, ¿la comunidad LGBTI+ está más abierta a cuidar su salud mental? 

Sí, está más abierta y más dispuesta. Pero lo que sucede es que no siempre tienen suficientes recursos u opciones a su disposición. Yo veo que la comunidad busca más espacios seguros, espacios donde poder ser vulnerables sin estar en estado hipervigilante. El cuerpo empieza a somatizar la necesidad de un espacio y un diálogo libre de juicios, de agresiones (lo somatiza en forma de ansiedad, depresión, adicciones y otras conductas). Y lo que nos está diciendo es que necesitamos con urgencia quien o quienes nos puedan dar atención, no solo profesional, sino empática. Una empatía que con mucha frecuencia no hemos recibido en donde se supone que debíamos.

  • ¿Qué efectos tiene la cultura machista en la comunidad LGBTI+?

Lo que me queda muy claro es que nosotros también vamos formando una identidad machista; de homosexual, bisexual, transgénero machista, etc. Y no nos damos cuenta porque nos identificamos del otro lado de la moneda, solo como receptores de este machismo y no como agentes que siguen perpetuándolo. Mi experiencia como hombre homosexual es que el machismo al primero que lastima es a uno antes que a nadie más. Que nos demos cuenta de ello es otra cosa, y hasta que no nos percatemos y el entorno nos ayude a generar consciencia de esto, no va a cambiar. 

Una de las mejores formas de detener el machismo entre nosotros es identificándolo en uno mismo... ¿Cómo se ve ese machismo internalizado en nuestra forma de ser y nuestras actitudes? Pienso que es súper importante observarnos mucho como comunidad para ver qué patrones machistas seguimos normalizando, y al mismo tiempo, de qué formas estamos ayudando a los “machos” a que dejen de perpetuar estas conductas, cómo nos ayudamos a buscar maneras no violentas de expresarnos. 

Todo esto se reduce a reflexionar… ¿cómo nos estamos rehabilitando colectivamente? Estoy seguro que si revisamos nuestra vida, nos vamos a dar cuenta no solo cuánto nos afecta el machismo sino hasta qué grado lo seguimos ejerciendo. Mi opinión es que hay tres grandes áreas en las que seguimos viendo el impacto de esta cultura: la experiencia de la identidad sexual libre y el erotismo (que se sigue entendiendo bajo términos machistas); la experiencia del poder, cómo ejercemos, recibimos y manejamos el poder en todas las esferas de nuestra vida; y finalmente, ¿cómo vivo mi experiencia emocional y mi vulnerabilidad humana? Porque ahí nos damos cuenta cuánta herencia machista traemos en las venas. Hacernos preguntas que nos permitan identificar ¿reprimimo sentimientos o me voy a los extremos y los sobre expreso?, ¿Reacciono de forma violenta o impositiva?, ¿Cómo recibo, manejo y expreso las emociones?

  • ¿Qué papel juegan las redes de apoyo?

Son de lo más importante y ayudan muchísimo a reeducarnos y rehabilitarnos, no solo a la comunidad, a todos, pero en el caso específico de la comunidad LGBTI+ las redes de apoyo representan seguridad. Son espacios en los que sabemos que cabemos, que somos aceptados, que podemos ser nosotros mismos y que nos enseñan a experimentar lo que es sentirnos legitimados, valorados, amados y respetados. Estas redes son necesarias en todos los sentidos y es importante buscarlas o construirlas sin importar nuestro género o sexualidad. 


Para acabar con los estigmas, nuestra sugerencia en care es que no tengamos miedo a mostrar curiosidad y preocupación genuina. Seamos o no parte de la comunidad LGBTQI+, todos jugamos una responsabilidad en que se procure su bienestar físico y mental. Diseñemos una convivencia segura en la que se genere compasión por los demás, sin rebasar los límites que cada uno considera privados. Para esto, debemos estar dispuestos a cometer errores, a corregir actitudes que pensábamos que estaban bien, a aceptar nuevas perspectivas, y a pedir disculpas cuando no acertamos en incluir y respetar las experiencias del otro. 

¡Todo el año es pride!


Alex Torres es Psicólogo Psicoterapeuta, especialista en LGBTI+ y género.

Lo puedes seguir en Twitter: @psicoloco

Y en Instagram: @psicologoLGBT