Todos tenemos ansiedad (o al menos un poco)

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La ansiedad es uno de los trastornos más comunes, también cuenta con uno de los espectros más amplios. La buena noticia: es posible manejarla.

Por Cristina Alonso

 

Como respuesta natural de nuestro cuerpo y nuestra mente, la ansiedad se presenta ante situaciones o eventos que puedan representar un peligro; es un mecanismo de defensa que la naturaleza desarrolló hace miles y miles de años: el corazón se acelera, los músculos se tensan, la respiración se corta. Hasta cierto nivel, la ansiedad es sana, y nos ha ayudado a sobrevivir de muchas amenazas –desde posibles animales que pudieran comernos en la época de las cavernas, hasta riesgos más modernos, como esa sensación que nos invade al estar caminando por un barrio poco seguro–.

La ansiedad también se presenta como consecuencia de situaciones mucho más cotidianas, no necesariamente peligrosas, pero sí aquellas que nos preocupan o intimidan, como tener que pasar un examen importante en secundaria, invitar a salir a alguien que nos gusta, esperar los resultados de unos estudios médicos… en fin, parte de la vida. Idealmente, superaremos la ansiedad una vez que pase el evento y, lo más importante, no interferirá de manera significativa con nuestro funcionamiento.

Sin embargo, cuando la ansiedad nos provoca efectos físicos y mentales tan negativos que afectan nuestra capacidad para funcionar correctamente, entonces hablamos de trastornos de ansiedad. Existen varios tipos y se dividen en tres categorías principales:

 

*Los trastornos de ansiedad, que suelen presentarse como miedo y preocupación excesiva, provocando consecuencias negativas en quien los sufre. (Por ejemplo, trastorno de ansiedad generalizada, fobias, pánico).

*Los trastornos obsesivo-compulsivos y sus variantes, caracterizados por la presencia de pensamientos obsesivos que ocasionan comportamientos compulsivos.

*Los trastornos relacionados a eventos de trauma o estrés.

 

La variedad de trastornos significa que hay muchas maneras distintas de manejarlos, pues alguien que sufre de ansiedad al viajar en avión requerirá un tratamiento distinto a alguien cuya ansiedad está relacionada a haber vivido un desastre natural, por ejemplo. Existen tipos de terapia, medicamentos, y cambios en la rutina que pueden ayudar específicamente a cada persona. Pero también hay varias acciones que podemos tomar todos para manejar la ansiedad como ese trastorno cada vez más común en nuestras vidas y en la de nuestros amigos, sin importar su origen o intensidad. Algunas de las más efectivas son:

 

*Mantener una rutina de sueño saludable.

*Aprender a controlar nuestra respiración. Cuando respiramos lentamente, nuestro cuerpo recibe la señal de que no hay peligro alrededor, y empieza a calmarse.

*Hacer ejercicio frecuente.

*Disminuir el consumo de cafeína, cigarro y alcohol (y evitarlos por completo cuando estamos pasando por periodos intensos de ansiedad).

*Practicar meditación y/o mindfulness para mantenernos en el presente, evitando preocupaciones excesivas por el pasado y/o el futuro.

 

Fuentes:

anxiety.org

fairview.org

nimh.org

Imagen: Casey Horner